#81 Cómo encontré trabajo en UK
Como ya les he contado, en septiembre de 2024 me vine a vivir a Londres, Reino Unido.
Dado que todavía no alcanzo la IF ni para vivir en Chile, menos la iba a tener para vivir en una de las ciudades más caras del mundo. Por lo tanto, tocaba buscar pega (Pega=trabajo para los no chilenos que puedan estar leyendo esto).
Todavía estando en Chile, me preparé para la búsqueda laboral: actualicé mi Curriculum Vitae en inglés, me aseguré que mi perfil de LinkedIn estuviera bonito y en condiciones de ser leído por los reclutadores y me puse en contacto con los escasos contactos que tenía en Reino Unido. Más acerca de esto en un rato más.
Nota 1: si pinchan este link tendrán un pequeño spoiler a mi trabajo en Londres.
Nota 2: si quieren conectar por LinkedIn, por favor déjenme una notita de que me encontraron por mi blog. Un simple “llegué desde tu blog” basta para poder ubicarte y que no se me pase tu solicitud.
Lo otro que tuve que hacer para venirme fue renunciar al trabajo que tenía en Chile. Esto hoy en día es un trámite sumamente fácil. En la página de la Dirección del Trabajo presentas tu carta de renuncia, rellenas con los datos que corresponden y se envía a tu empleador.
Cuando le conté a mi jefe, varios meses antes de la renuncia oficial, se puso muy contento por mí. Le hablé del proyecto de irnos a Londres, de que mi esposa estaría estudiando y de que yo tenía que buscar trabajo.
Aquí en mi último día de trabajo en faena:

Con el CV (figurativamente) en mis manos y una maleta llena de sueños, me puse a buscar trabajo por todos los portales que encontré.
Mis puntos a favor eran los siguientes:
- Mi título de ingeniero industrial no requiere de convalidación. Si hubiese estudiado algo relacionado a salud, el tema sería más complejo.
- La visa con que me vine me permite trabajar prácticamente sin restricciones. Esto significa que tengo el Right to Work (derecho a trabajar) y no es necesario que una empresa me dé su Sponsorship (patrocinio). Es decir, soy más barato para contratar.
- Tengo muy buen inglés desde niño. Esto lo certifiqué dando el IELTS y saqué 8.0 de 9.0. Nivel C1 para los que conocen esa escala.
Como dice el dicho:

La historia fue la típica de la persona que está buscando trabajo: todos los días entraba a los portales buscando nuevos avisos. Cuando entras todos los días, el panorama no cambia mucho.
Tocó enviar muchos CV, preparar cartas de motivación, y llenar los nunca-exactamente-iguales formularios para cada posición. Bendigo la “Solicitud fácil” que tiene LinkedIn.
Resultados: un par de correos y mensajes contestados. Cero entrevistas. Cero.
Antes de seguir con esta historia, debo retroceder unos 3 años.
Ya desde la época de nuestro pololeo con mi actual esposa, a ella le estaba picando el bichito de estudiar un doctorado. Londres siempre sonó como una gran opción, pero no era la única. EEUU, Suiza, Suecia, España, Bélgica y Francia estaban también en la ruleta de posibilidades.
Pero Londres tenía algo que las demás no. La empresa para la que trabaja en Chile tiene una pequeña, y muchas veces desconocida, oficina. Mi misión: averiguar qué hacían y si había posibilidades de trabajar allá.
Misión: Posible.
En algún momento de esta búsqueda, revisando uno de los típicos correos que envía Comunicaciones Internas de las grandes empresas, enviaron un artículo donde mencionaban al Gerente a cargo de la oficina Londres. It´s a Bingo!
Cuando Londres empezó a ser la opción que iba ganando con respecto a las demás, le hablé por el chat de Microsoft Teams para tener un “café virtual”. Una excusa para presentarme y saber un poco más de la oficina. En poco menos de 30 minutos nos presentamos y me dejó súper claro que las opciones eran más bien escasas. Pero al menos quedó hecha la conexión.
En septiembre ya aterrizamos en Londres. En rigor, yo aterricé en Paris e hice el trayecto a Londres por tierra y mar, pero esa historia es para otro día.
Venía con la mente y el fondo de emergencia preparado para estar 6 meses buscando trabajo. Estaba incluso entusiasmado de poder dedicarle el tiempo que corresponde al blog, el canal de YouTube y las redes sociales (Twitter e Instagram) que los acompañan.
Pero resultó que no tuve mucho descanso. A la semana de haber aterrizado, me contacta el Gerente de la oficina de Londres para una entrevista de trabajo. Por supuesto que acepté y nos conocimos por primera vez en persona.
Di, según yo, una buena entrevista. Creo que a él también le gustó mi perfil porque me invitó a la semana siguiente a una segunda entrevista con otro Gerente que justo estaba en la ciudad.
Nunca olvidaré el día anterior cuando se me ocurrió preguntar si había un código de vestimenta. Me respondió que “en el día a día usamos ropa business casual, pero mañana todos estaremos de terno y corbata.” Menos mal había traído mis trapos formales y me puse a planchar pantalón, chaqueta y camisa en el AirBnB donde nos estábamos quedando.
Entrevista a las 5 pm, para la cual llegué unos minutos antes después de perderme un poco con la curiosa numeración de la calle. Algo así como buscar la Plataforma 9 3/4 en Kings Cross, ¿les suena?
Di, nuevamente según yo, una buena entrevista. Me fui feliz a caminar por el centro de Londres, acercándome donde estaba mi esposa en un evento de bienvenida de su Universidad.
Encontré una pizzería italiana donde me hallaba comiendo una pizza cuando recibo un Whatsapp: “Te hemos enviado una carta de oferta, revísala y hablamos mañana”. 11 palabras que cambiaban totalmente mi situación laboral y financiera en Londres.

Luego de conversar y aclarar algunos temas logísticos, ya la semana siguiente estaba trabajando en la oficina, conociendo al nuevo equipo y tratando de aprender lo más rápido posible del nuevo trabajo.
Aquí yo en mi primer día de trabajo en Londres:

Un final (¿o un comienzo?) muy inesperado a mi llegada en Londres. En paralelo a todo esto nos encontrábamos viviendo en múltiples AirBnBs (3 en total), buscando departamento definitivo que nos aceptara con mascota y tratando de adaptarnos a una nueva ciudad, un nuevo país y un nuevo idioma.
Ya más de un año después, puedo decir que estamos bastante cómodos. Vivimos en un sector muy residencial del norte de Londres desde el cual me demoro 45 minutos al trabajo en micro (bus para los no chilenos) y mi esposa se puede ir caminando o en bici a la universidad.
Si te gustó esta historia, déjame un mensaje por Twitter, LinkedIn o Instagram. Y si quieren sumarse a la Comunidad IF en Telegram, háblenme por acá.